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Desearía que el cielo
fuera de color amarillo
y azul la tierra y de color
naranja el extenso mar.
Que la sangre fuera verde
y muy blanca la noche,
que fuese negra la leche
y rosas las aceitunas.
Quisiera que tus ojos
estuvieran frente a los míos
y tus labios en mi boca
como un ave en su nido.
Que tu cuerpo me roce
y me abrace en el frío,
que me digas "te amo"
con los dedos del destino.
Ojalá pudiera
acariciarte la cara,
morder tus orejas
y lavarte el alma.
Saborear tu cuello,
alzar tus pechos,
asirme a tus piernas
y comerte el corazón.
Desearía tenerte
a mi lado en silencio
y hablarte sin palabras
como en un beso eterno.
Que tu sonrisa
me eleve al piso de arriba
y tus manos me agarren
y me acerquen tu vida.
Quisiera que el mar
fuese duro y de piedra,
las olas de papel,
las nubes de plata.
Que el aire fuera como el agua,
la tierra gaseosa,
de cristal las palmeras
y de oro las gaviotas.
Ojalá pudiera
abrazarte la espalda,
perderme en tus dedos,
besarte el espíritu.
Mecerme en tu pelo,
navegar en tus ojos,
anidar en tu cintura
y morirme en tus dientes.
Ojalá pudiera
acariciarte la cara...
Julián Roas
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